Porque no es lo mismo…
Ileana Quiroz| Opinión: Mundo y Cultura
Alguna vez te has puesto a pensar: ¿Qué querría decir Joan Manuel Serrat cuando cantaba ‘Caminante no hay camino, se hace camino al andar’? Seguramente un alma escéptica y del bando práctico diría que los arrieros tienen que ir abriendo veredas a golpe de machete. Mientras que, la mayoría que leemos este texto, transitamos por caminos que ya fueron trazados mucho antes, incluso, desde que nuestras tatarabuelas hubieran llegado a este mundo.
Pero ¿Qué lectura diferente podría darle alguien que cree que un par de ojos no mirará nunca lo mismo, aunque el paisaje a observar sea el mismo que han admirado otros? Y es que, si lo pensamos seriamente y creemos que los ojos son los espejos del alma, del corazón, o de nuestra historia personal, entonces ¿Cómo pretender que podamos ver lo mismo cuando los resortes emocionales que nos mueven pueden ser tan variados? De ahí que, cada vez que leemos una reseña de algún lugar que nos gustaría conocer, nos percatamos de que por mucho que hayamos leído del destino, siempre habrá algo nuevo que nos invitan a descubrir.
Tal vez, yendo un poco más lejos, podamos, inclusive, conceder que sí es verdad que existen diferentes tipos de trotamundos, o como lo expresó G.K. Chesterton escritor y periodista británico de principios del siglo pasado: “El viajero ve lo que ve, el turista ve lo que ha venido a ver”.
¿Y a ti qué es lo que te gusta ver? ¿En qué tipo de pasajero te gustaría convertirte?.