Onna Bugeisha, el selecto grupo de intrépidas heroínas en Japón.
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Feminidad y valentía. Son las dos claves de las Onna Bugeisha, conocidas como mujeres samurái. Guerreras diestras en un mundo casi exclusivo de hombres, cuentan con numerosas figuras históricas en todas las épocas del Japón samurái.
Onna Bugeisha es un reducido grupo de mujeres que desarrollaron actividades bélicas como samuráis en el Japón feudal. Se trataba de mujeres pertenecientes a la nobleza militar que, o bien se encargaban de la defensa de sus castillos mientras sus maridos estaban en campaña, o a veces participaban ellas mismas en las batallas en campo abierto.
La existencia de mujeres guerreras en Japón está documentada de forma fidedigna a partir el siglo XII, aunque mucho antes ya encontramos una figura semilegendaria en la emperatriz Jingû. Se dice que Jingū, ostentó el poder de facto tras el fallecimiento de su marido, el Emperador Chūai. Su mandato como regente perduró 68 años, desde 201 hasta 269, un ejercicio con el que sería calificada como la decimoquinta dirigente imperial, ya en la era Meiji. Detrás de esta figura se erigen numerosas leyendas no confirmadas, como que comandó la conquista de Corea personalmente. De cualquier modo, la figura de la Emperatriz Jingū fue un modelo a seguir para las futuras onna bugeisha.
El periodo Sengoku (1467-1568) representó la época de mayor prominencia de las onna-bugeisha. Esta etapa de más de cien años en que los señores feudales guerreaban constantemente entre ellos requería que las mujeres del clan estuvieran preparadas para defender sus castillos, por lo que recibían entrenamiento en artes marciales y en el uso de diversas armas. Ocasionalmente, las onna bugeisha de más alto estatus ejercían su poder desde palacio.
El siglo XVII empezó con la consolidación del shogunato Tokugawa, que durante más de 250 años gobernó Japón y puso fin a las guerras civiles, salvo algunas insurrecciones puntuales. Esto cambió drásticamente el papel tradicional de la clase guerrera, tanto hombres como mujeres: los samuráis se convirtieron en burócratas y las mujeres, que ya no debían defender los castillos, en administradoras del patrimonio y educadoras de los hijos.
Estas son algunas de las mujeres samurái más destacadas.
Tomoe Gozen (1157? – 1184?) fue una onna-bugeisha nacida en una familia acaudalada de samurais, y como era costumbre en sus circunstancias, se le instruyó en la práctica de la naginata para después participar en el bando de los Minamoto, en particular bajo el mando de Minamoto no Yoshinaka, del cual se sospecha que fue su asistente o concubina.
Hōjō Masako, es una de las pocas mujeres que detentó el poder de todo Japón en la sombra, detrás de toda una serie de mecanismos y tratos que le permitieron ser la mujer de la casta samurái más importante de su época.
Nakano Takeko fue una de las últimas samurais en la historia de Japón. Forma parte del selecto grupo de mujeres guerreras que fueron trascendentales en un gran conflicto armado, y a día de hoy se le conoce por su fuerte determinación y dotes de mando en la batalla.