Los estereotipos de las ciencias sociales y exactas y cómo esto puede afectar a la ciencia.
Los seres humanos hemos habitado el planeta Tierra desde hace aproximadamente 200,000 años. Por naturaleza hemos desarrollado características que nos han diferenciado de otras especies. A lo largo de la historia natural de los hombres, han sucedido muchos cambios ambientales en el planeta, a los cuales nos hemos tenido que adaptar, desarrollando diferentes comportamientos. Estos cambios tanto del ambiente como de los comportamientos del hombre, se han registrado y analizado; lo cual ha dado lugar al surgimiento de las ciencias.
En un inicio buscábamos explicaciones a lo que no entendíamos a través del pensamiento mágico, el animismo o inclusive dioses. El viaje del conocimiento y la ciencia comienza con los antiguos griegos, como Aristóteles y Platón, quienes crearon la madre de todas las ciencias, la ciencia de preguntar cosas: la filosofía. Todos somos curiosos y preguntones desde niños, nacemos filósofos.
Pasamos al renacimiento, donde surge el hombre polímata, el científico por excelencia, el hombre culto en cada campo que pudiera poner sus manos, tales como Copérnico y da Vinci.
Llegando ya hacia la ilustración todas las ciencias tomaron un rol más protagónico que nunca en la vida de todos, tomando incluso participación en la vida política.
Tiempo después, al llegar a la revolución industrial surgió una clara división, entre las “ciencias sociales” y las “ciencias exactas” o como se suele decir: “las “ciencias duras y blandas”. Los industrialistas aprovecharían la ciencia como un medio de producción, desarrollando aquellas que mayor beneficio económico trajeran.
Finalmente, entre el siglo XIX y XX ocurrió una división irreconciliable, las ciencias exactas se relacionaron con el nazismo, el gas mostaza, el proyecto manhattan, mientras que las ciencias sociales con el marxismo, lo subconsciente, y los movimientos sociales. Los estereotipos estaban formados y establecidos para nuestros días. Y fue así como, las diferencias entre las visiones de las ciencias exactas y sociales, formaron una barrera entre ellas, desaprovechando, en ocasiones, grandes logros en el avance del conocimiento.
Sin embargo, actualmente vivimos en una época que avanza a velocidades vertiginosas, donde de forma paradójica, conocemos más como especie, pero desconocemos más como individuos.
Se acerca la época de la transdisciplinarización, es hora del humanismo por la ciencia y la ciencia por el humanismo.