Las bibliotecarias de a caballo. Literatura para comunidades lejanas.
Mujeres que se dedicaban a llevar libros y revistas a las aisladas comunidades montañosas de Kentucky.
En los años posteriores a la Gran Depresión, el Presidente Roosevelt promulgó el New Deal para ayudar a las capas más pobres de la población, reformar los mercados financieros y redinamizar la economía estadounidense. Esta política intervencionista permitió llevar a cabo proyectos bastante ingeniosos y creativos. Uno de ellos fue el de la brigada de bibliotecarias a caballo que se puso en marcha en el este de Kentucky, una zona montañosa cuyos habitantes habían sido especialmente golpeados por la crisis financiera y que además tenían muy poca conexión con el mundo exterior.
Este proyecto, que atrajo a bibliotecarias de todo el estado, estableció servicios de préstamos a caballo para las zonas más remotas. Además de libros, las bibliotecarias tuvieron la oportunidad de trasmitir a través de esta curiosa vía noticias y mensajes entre personas, reduciendo el aislamiento de las poblaciones. Aunque el programa inicialmente fue recibido con cierto escepticismo, la demanda de libros y revistas pronto superó las expectativas y generó tanto trabajo que las bibliotecarias difícilmente daban a basto. Muchas organizaciones locales participaron en el proyecto, con distintas iniciativas para poder comprar nuevos libros o ampliar la red de préstamos.
La rutina de las bibliotecarias exigía dedicación total: con independencia de la época del año, comenzaban antes del amanecer y transportaban los libros a caballo prácticamente hasta el anochecer. Y todo ello por unos 28 dólares al mes. A principios de la década de 1940, se habían sumado al programa unas 30 bibliotecas, que prestaban libros a unos 100.000 habitantes del este de Kentucky.
El programa finalizó en 1943, después de perder la financiación. El proyecto dejó de tener sentido en el momento en que se crearon carreteras que acabaron con el aislamiento y comenzaron a aparecer los bibliobús, las bibliotecas ambulantes que se harían populares por todo Estados Unidos en la década de 1950. Durante los ocho años que duró el programa, este se convirtió en una herramienta fundamental para promover la cultura y luchar contra el analfabetismo. En áreas remotas donde no todos tenían la suerte de asistir a la escuela y donde estas consistían en una sola aula en la que se juntaban todos los alumnos y donde había pocos recursos, las bibliotecarias a caballo hacían su trabajo dejando paquetes llenos de libros.