La Mulán mexicana que inspiró el nombre de la Salsa Valentina.
Un acto casi religioso en México es ponerle “algo que pique” a prácticamente cualquier comida. Desde papas y palomitas, hasta mariscos.
Hoy todos tenemos un frasco de Valentina en casa, o en sobres dentro del cajón de nuestra oficina, y nos resultaría casi imposible ir al cine y no empapar nuestras palomitas de este riquísimo líquido.
La Salsa Valentina es un producto muy mexicano, aunque no acostumbres comerlo a diario, seguramente lo ubicas muy bien, tal vez su nombre y sabor te remiten a la infancia, pero si se consume en exceso puede producir gastritis debido a que aumenta la secreción de jugos gástricos.
Sus componentes pueden ser bastante agresivos. Tan sólo como ejemplo basta recordar cuando la Dirección de Cultura del Municipio de Ciudad Juárez limpió más de 100 esculturas con Salsa Valentina, pues uno de los ingredientes del producto reacciona con metales como abrillantador. Aunque el acabado es de menor calidad, la Salsa Valentina les ahorró costos y tiempo.
El origen de la Salsa Valentina se remonta a la década de los 50, cuando el señor Gilberto Reyna, quien vivía en Tamazula de Gordiano, Jalisco, tradicionalmente preparaba una salsa llamada El Torito, un producto que poco a poco se convirtió en un éxito entre las comunidades cercanas. Se distribuía en comercios locales sin marca y envasada en barricas.
Al poco tiempo, Manuel Maciel Méndez, quien era vendedor de barras de hielo en el municipio, notó que el producto era muy popular entre los pobladores, así que decidió hacerle competencia creando su marca propia y rescatando una receta familiar que incluía chiles puya, de árbol y ácido acético, las cuales identificó con una etiqueta amarilla, y a otras con una etiqueta negra porque picaban más. El nombre de esas salsas fue “Tamazula”, como su municipio de nacimiento.
La población de Tamazula se quedó con la fama por ser la cuna de la salsa más famosa de México, de ahí el refrán popular en la localidad el cual dice: “en Tamazula la mujer es tan dulce como su caña pero tan brava como su salsa”.
El papel de la radio en la consolidación de la marca
Algo que nos encanta de esta historia, es el papel fundamental que tuvo la radio para apoyar a la consolidación de la salsa más famosa de México. Para los años 60, la fábrica de Salsa Tamazula ya se había ido del municipio para establecer su fábrica en Guadalajara, y es ahí donde dio inicio una etapa de expansión que incluía el anuncio de la salsa. Para ello pagaron a la estación XEZEB la transmisión de un programa llamada “Salsa Tamazula” en el cual pasaban solo música ranchera de las 08 a las 12 horas, durante la emisión una voz repetía con frecuencia “A desayunar, comer y cenar con Salsa Tamazula”.
Fue tal la aceptación del público que al paso de los años, Don Manuel lanzó al mercado dos nuevas marcas. Apareció la Valentina y luego Costa Brava, ambas con etiquetas amarillas y negras.
Pero..¿Por qué se llama Salsa Valentina?
Resulta que don Manuel se inspiró en un personaje de la Revolución Mexicana, llamada “La Valentina”.
Valentina Ramírez Avitia fue una soldadera que a los 17 años, se unió a las tropas maderistas vestida de hombre, identificándose como Juan Ramírez.
Con la carabina, las cartucheras, las botas, la ropa y el caballo de su hermano Atanasio, Valentina se fue a la bola. Un año después, Valentina (Juan Ramírez) era tan osada e inteligente que alcanzó el grado de teniente, pero fue dada de baja de las filas de la revolución, cuando un compañero descubrió por accidente sus trenzas.
Atropellada por un auto, en 1969 quedó inválida por el resto de su vida. Murió el 4 de abril de 1979 y fue sepultada en la fosa común del panteón civil de Culiacán, Sinaloa. La tenacidad de esta mujer inspiró a la familia Maciel por haber sido una mujer tan “brava” como su salsa.
Actualmente la Salsa Valentina, es la segunda marca más popular de salsas embotelladas en vidrio, solo por detrás de la costeña.
Su distribución llega a todo el país, a Estados Unidos, Canadá, España y algunos países de Sudamérica, aunque el sitio más lejano donde se puede comprar es Shangai, China. Incluso los mexicanos que viajan por el extranjero, llevan por iniciativa propia, esta salsa picante para que el mundo conozca el sabor de México.
Seguro todos los mexicanos tenemos una historia con la Salsa Valentina, compártenos la tuya.