Emociones, cuerpo y sociedad para un nuevo y posible paradigma
Franka Reitze para el programa El Show de la Tierra
El contexto y la experiencia de hoy
Verde, verde, hoy tod@s tomamos conciencia y muchos responsabilidad, en las acciones que ayudan o destruyen nuestro mundo, intencionamos y diseñamos espacios para la regeneración o al menos estamos observando horrorizados cómo el planeta se ha ido degradando y en ese escenario nos preparamos o no, para aportar, de alguna forma a la emergencia climática en la que nos encontramos como especie y planeta.
Pero así como observamos la degradación exterior y como seres humanos sintientes, hemos de reflexionar sobre las acciones necesarias para emprender el camino de regreso a nosotros mismos y sobre las acciones que debemos adoptar para que estos cambios sean orgánicos y sostenibles en el tiempo y no, no nos referimos al reciclaje o compostaje que hacemos en nuestras casas, si no en nuestro interior.
Es interesante escuchar sobre las buenas prácticas en temas de medio ambiente en las empresas y los espacios laborales, pero ¿qué pasa cuando pensamos sobre las buenas las practicas del espíritu y la psique humana y que terminan siendo el reflejo de lo que vemos afuera?. Abriendo esta pregunta me permito el espacio para compartir reflexiones personales sobre estos temas, que muchas veces se dejan de lado en la creencia que los cambios solo se generan en el exterior y para el exterior.
La sociedad neoliberal han impreso aparejadamente una forma muy característica en las personas que vivimos en estos órdenes. ¿Cuantas veces nos hemos tomamos la cabeza a dos manos pensando, cómo hemos llegado hasta aquí? sin encontrar soluciones o poniendo la responsabilidad o culpa en un otro.
Creer que la sociedad de mercado es algo que nos rodea es un error, hemos sido inducidos a sostenerla hasta de las formas más insospechadas; el machismo, la desigualdad, la pobreza, las malas prácticas como el amiguismo o nepotismo, la corrupción, la mentira, el acaparamiento, el cinismo, la necesidad absurda de tener, son fieles reflejos de lo que nosotros como colectividad hemos construido, una sociedad que cada uno de nosotros, consiente o inconscientemente, hemos alimentado y así también la inoperancia de un sistema que, finalmente nos termina por consumir a nosotros mismos, una sociedad del rendimiento donde los humanos somos solo una pieza del engranaje que es útil para la sociedad de consumo, el negocio y ganancia de otros.
Muchos suelen creer que la construcción de un mundo más equitativo y sano es imposible, que son solo sueños de hippies y que es imposible salir del modelo neoliberal que nos han impuesto, ¿pero te has puesto a pensar que el mismo modelo neoliberal está diseñado para que pensemos de esa forma y sintamos que no hay escapatoria e incluso diseñado para que lo defendamos? ¿Has notado como el modelo capitalista mantiene nuestros niveles de felicidad controlados por el consumo y que nos hace creer que si no tenemos no somos, que crea necesidades ficticias a la vez que nos aleja de lo humano, de los otros, de nuestro cuerpo, de lo sensible y del mensaje que esto tiene?.
Hoy en este planeta en caos, nos incendiamos todos, hemos entrado en el baile del cambio danzando, gateando o arrastrándonos, pero lo que es inminente e inexorable, es que el paisaje que hasta ahora habíamos conocido y en el cual tan cómodamente nos habíamos instalado, ha mutado para siempre y creer que nos salvaremos del cambio es el último de los influjos capitalistas.
Quisiera invitarnos a observar
detenidamente quiénes somos y cuánto hemos aportado a la perpetuidad de las
situaciones que nos llevan a esta condición, observemos nuestras comodidades,
creencias, prácticas y benevolencia, quisiera invitarnos a sacar de nosotr@s el
velo de un sistema que solo alimenta un
falso ego, una falsa comodidad y la
creencia de necesidad constante para realizarnos la pregunta ¿Quién soy sin
todo eso? ¿Quién soy sin profesión, sin nombre, sin color, sin nacionalidad,
sin cosas…? ¿Quién soy yo?.
El caos terreno fértil para el cambio y la creación de realidad.
En estos tiempos tan extraños y convulsionados que corren, donde, al igual que las abejas, hemos perdido la orientación, se vuelve indispensable y un acto de inteligencia el rescatar, re-‐ aprender y/o re-‐ ubicar la idea de autocuidado y autorresponsabilidad.
Después de habernos “caído hacia afuera” como define C.G. Yung al estado del ser humano en la civilización post industrial, la pandemia nos obliga a mirar hacia adentro y a relacionarnos con nosotros mismos, nos ha dado un espacio-‐tiempo para transicionar y pasar de una mirada puesta hacia afuera, a una que observa hacia adentro.
Esta oportunidad hace posible que nos conectemos con nuestro ser más íntimo, nuestros dolores, nuestros amores y nuestras sombras, nos invitan a habitar, ordenar y hacernos cargo de nosotr@s, nuestro espíritu y nuestros cuerpos. Durante décadas hemos ido postergando el autoconocimiento, la verdadera relación con nosotr@s, con los otr@s y con lo otro, generando así una distancia de lo esencial para sostener una vida sana en sus múltiples aspectos.
El Caos al que nos vemos enfrentados ahora, es un escenario de múltiples oportunidades, pero para poder detectarlas y tomarlas debemos entrar en ese espacio intermedio que nos regala la creatividad y la conciencia despierta.
El auto cuidado es una responsabilidad personal, un camino para transitar en sentido hacia el empoderamiento de nuestros cuerpos como primer contacto y vehículo con el mundo, desde esa primera base se hace necesario el comprender e ir hilando cada vez más fino el tejido que somos, como un cuerpo, como un espíritu, como un ser sintiente en los diferentes niveles. Comprender y responsabilizarnos sobre el poder sin codicia, que nos da sabernos autónomos y soberanos de nuestro cuerpo como primera parada a la libertad, resucitando las antiguas aptitudes y prácticas que la humanidad tuvo y delegó en los especialistas convirtiéndonos en consumidores.
Es nuestro deber sostener los cambios desde dentro, no podremos hacer el cambio en el mundo si nosotros no cambiamos, como dice C. Castañeda en Las enseñanzas de Don Juan; “Es preciso conocer al tirano interior, ese imbécil que todos llevamos dentro” y transformarnos en esas personas humanas que son dignas de aquello que aspiramos; un mundo sin guerra, sin trucos, amable, igualitario, equilibrado y sostenible PARA TOD@S, pero aquello requiere que seamos humanos y humanas san@s en nuestras múltiples dimensiones.
Los saberes ancestrales, las medicinas de
los pueblos originarios, su cosmovisión, la herbolaria, etc. así como las
medicinas complementarias basadas en los mismos principios ancestrales, nos
llevan siempre a entender el mundo como un todo y a nosotros como parte activa
y participante de ese todo, la auto responsabilidad de escuchar el cuerpo, la psique
y el espíritu y cuidarlos como un acto de amor y también como un acto político,
es a mi entender el comienzo de un viaje de ida (y sin retorno) a descubrir la
salud holística necesaria para la construcción de una sociedad sana, es
armonizarse con el plan maestro de la naturaleza, en una manifestación de un ritmo diferente al cual debemos volver a re-‐ adaptarnos, para que surja una forma
distinta de vida.
Para comenzar podemos ayudarnos con lo que define la OMS como autocuidado:
Esta definición es muy ampliable y caben muchas profundizaciones desde diversas miradas, pero es un excelente punto de partida para quienes aún no sabemos cómo comenzar en este camino del autocuidado.
Hacerse cargo de uno mismo es conocerse, auto educarse, saber elegir, recordar lo que somos y despertar la intuición para sanar, comprender y hacer, reconectando con la naturaleza, la sabiduría ancestral y recordar que llevamos todo el conocimiento y medicinas en nuestro ADN. Recordar como reconectar con el otro, desechar la idea de estar separados y generar lazos que nos permitan compartir sin competir, cada cual con su talento, cada quien con sus ganas, pero despiertos al hecho que hemos de hacernos cargo de las necesidades que nos surgen, de la experiencia que nos libera, de las creencias para experimentar la realidad social, en la cual como colectivo, nos hacemos cargo de nuestras vidas, abandonando la idea que los gobiernos y las políticas han de resolvernos todo y así tomar responsabilidad de nuestras emociones, cuerpos y acciones, dando pasos a la madurez propia y del colectivo, transformándonos en nuestras propias madres y padres.
Franka Reitze – Humana interdisciplinaria
@frankareitzeartist
www.frankareitze.art