Ellos influencers, nosotros influenciables
Jess Collins | Opinión
Ya en otra ocasión les presentaba una reflexión sobre lo que consumimos en redes sociales y en cómo los llamados “influencers” han venido a modificar la forma en que vemos y hasta pensamos. Pero hoy, con lo ocurrido en las pasadas elecciones y la contratación de estas personas para publicitar a un partido, me pone a pensar en el otro lado de la moneda. ¿qué tan influenciables somos?
Por si no se enteraron un partido “X” pagó a una serie de influencers para subir historias en las que aseguraban estar a favor de las propuestas de “X” con un discurso que dejaba ver que se trataba de pura publicidad y no una opinión. Hasta aquí nada tan escandaloso; sin embargo, el problema es que esto ocurrió en plena veda electoral, lo cual está penado.
Aquí es donde me puse a pensar en qué tan influenciables somos, no porque haya habido gente que realmente creyera en la mencionada postura política de estas figuras públicas. Sino porque vemos que realmente estas personas venden sus ideales al mejor postor, sin importar que sea o no afín a sus valores o a los mejores intereses de sus seguidores.
Digo, negocio es negocio. Pero entonces deberíamos verlo como lo que es, una mera transacción entre marcas y vendedores para llegar a nosotros, los consumidores. Debemos dejar de poner a esta gente tan en alto y darles tanta credibilidad, empezar a informarnos nosotros mismos, conocer diferentes vertientes y entonces crearnos nuestras propias opiniones.
Porque si algo se ve muy seguido, es que hay seguidores defendiendo a capa y espada a esta gente que, en la gran mayoría, ven a sus fans como números, como likes y por supuesto como signos de pesos. Y es que la lista es extensa, pero recientemente también hemos visto el escándalo en el que se ha vito envuelta Bárbara Del Regil (uno de tantos) en los que un estudio demostró que un producto que ella promociona y vende no cuenta con las características de calidad que tanto promete.
Esto ha desencadenado en una lucha entre los fans de la actriz y en quienes apoyan al nutriólogo que hizo público este estudio, quien además dice estar siendo víctima de intimidaciones por parte de Bárbara y sus fans.
Hay gente que desde la ignorancia opina y actúa; que sin informarse juzga y señala. Este tipo de gente se divide en 2 categorías: los seguidos y los seguidores. Entonces tal vez el problema no sean realmente los influencers, sino nosotros que consumimos su contenido sin cuestionar, sin informarnos, sin crearnos nuestros propios criterios pues es más fácil repetir lo que alguien más dijo en un video o en una publicación.
Tal vez la culpa no es del “ignorante” sino del que lo hace influencer. Y recuerden, las opiniones de muchas de estas figuras están a la venta, en nosotros está el comprarlas o no.