Ángela Peralta, la soprano que enamoró a Maximiliano y Carlota
Ángela inició sus estudios de solfeo bajo la dirección de Manuel Barragán a los 6 años de edad y fue alumna de Agustín Balderas, quien formó parte del jurado para musicalizar el Himno Nacional. Tan sólo dos años después, Ángela fue aclamada por su interpretación de la cavatina de Belisario, de Gaetano Donizetti. A la edad de 15 años debutó en el Teatro Nacional con una interpretación de Eleonora en Il trovatore de Giuseppe Verdi. Como resultado de su éxito, Peralta inició una gira por Europa.
En mayo de 1862 debutó en Scala de Milán con Lucia di Lammermoor de Gaetano Donizetti con gran éxito. También cantó para Victor Manuel II y su esposa, lo cual le valió treinta y dos ovaciones en el palco. Posteriormente realizó giras exitosas por una gran cantidad de países como Egipto, España, Francia, Rusia, Portugal, Italia, entre otros.
En 1865, el emperador Maximiliano de Habsburgo le pidió que volviera a México para que cantara en el extinto Teatro Imperial Mexicano. El 20 de noviembre de ese mismo año, Ángela Peralta fue recibida en el teatro por intelectuales de la Academia de San Carlos, músicos e intelectuales. También fue ovacionada a su paso por los barrios aledaños. En 1866 tuvo la oportunidad de cantar para los emperadores, por lo cual recibió el título de «Cantante de cámara del imperio». También cantó durante la inauguración del Teatro Degollado y distintas ciudades de El Bajio. Ante la caída del régimen de Maximiliano, viajó al puerto de Veracruz y se embarcó a Europa.
En 1867 volvió a España y se casó con su primo Eugenio Castera, tras lo cual su carrera se estancó. Cuatro años después regresó a la ciudad de México y estrenó la ópera Guatemotzin de Aniceto Ortega de Villar el 13 de septiembre de 1871. El evento sucedió en el ahora Teatro Nacional y nuevamente fue un éxito.
Entre 1872 y 1874 realizó un último viaje por Europa, empezando nuevamente por Italia. Regresó nuevamente al Teatro Nacional para cantar Aída de Verdi, y Gino Corsini de Melesio Morales. Fue durante esta estancia que inició un amorío extramarital con el administrador Julián Montiel y Duarte, y fundó su propia compañía operística. Cuando el público se enteró de la relación dejó de apoyarla, pero tras la muerte de su esposo en 1876, Ángela Peralta pudo continuar su carrera sin obstáculos.
Ángela viajó por todo el norte del país y tuvo presentaciones exitosas. Lamentablemente, enfermó durante la epidemia de fiebre amarilla y falleció el 30 de agosto de 1883 a los 38 años de edad. Poco antes de morir, contrajo nupcias con Julián Montiel y Duarte. Actualmente sus restos yacen en la Rotonda de las Personas Ilustres.