Tlalnecapam: la escuela en el bosque
Transcurría el año de 1982, un lugar marcado por ríos, manantiales y un bosque templado dan vida a un relieve montañoso que convierte esta zona en un sitio excepcional. En una hectárea de terreno con construcciones abandonadas se mostraba un panorama cautivador, se invitaba a tomar el espacio, transformarlo y comenzar a edificar una escuela, la cual con el tiempo se llamaría “Tlalnecapam” vocablo náhuatl que significa “lugar en el que las tierras fueron medidas”.
Tlalnecapam fue uno de los cuatro barrios que dieron origen a la población de Xalapa. La escuela nació de la necesidad de crear un espacio que permitiera descubrir, a niños y adultos, otra manera de pensar y vivir la escuela.
Sin un apoyo económico pero con una firme idea: el entorno. Éste debería ser lo suficientemente natural para permitir el sano desenvolvimiento de los niños. Se adecuó definiendo áreas de juego, reforestando y cultivando.
En 1989, adquirieron un predio de media hectárea en las afueras de la ciudad, camino a Coatepec. Se decidió continuar defendiendo el espacio natural, la vida al aire libre. Ahí florecería realmente una educación en armonía con la naturaleza. Ahora se sentían doblemente comprometidos con el nuevo ambiente. Este pedazo de tierra abrió sus entradas para aprender a cuidar de ella. Mucho antes que el tema se convirtiera en un tópico, se pudo mostrar que las escuelas también pueden ser generadoras de ideas que resuelvan problemas ambientales comunes.
En Tlalnecapam se han preocupado por una educación integral, la consideración de la infancia como etapa fundamental del desarrollo, la creación de un ambiente educativo propicio, la relación con el entorno y la preparación para la vida, con el propósito de tratar de convertir las dificultades en posibilidades y alcanzar, con mucho empeño y tesón, pequeñas y grandes utopías.
Se considera a la escuela como una comunidad de aprendizaje que permite la discusión, el intercambio, el análisis, la adquisición de nuevos y variados conocimientos que conduzcan a la transformación de las personas, nutriéndose del variado repertorio de grandes pedagogos que han aportado su explicación sobre la construcción del conocimiento, reinventándose constantemente, participando de las ideas y de los ideales de otras experiencias educativas que hoy en día, aún conforman las pedagogías esperanzadoras.