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Mahler, un milagro de 1975, presentará RADIOMÁS.

Portada del programa de mano para el Festival Mahler.
Portada del programa de mano para el Festival Mahler.

Xalapa, Ver. – A mediados de 1975, Eduardo Mata recién había renunciado a la titularidad de la Orquesta Filarmónica de la UNAM, organismo que él mismo había rescatado de la mediocridad para elevarlo de forma que pocos esperaban, para encabezar brevemente a la Sinfónica Nacional de México. Ante de asumir la dirección de Dallas Symphony, Mata anunció la realización de un ciclo dedicado a la obra de Gustav Mahler, compositor de sinfonías prolongadas y tortuosas, abrigadas e indigestas para el oyente común.


“¿Mahler en Bellas Artes? El Palacio será todo entero para los pocos que tengan la ocurrencia de asistir”. Suponíamos que los aficionados a la obra del maestro bohemiano sumábamos apenas un puñado. Era la época en que el listado discográfico en México solo ofrecía una Sinfonía “El titán” con Eric Leinsdorf y la Boston Symphony, sellada por la firma RCA, mientras que la editora nacional Gamma se había tomado el atrevimiento de imprimir la “Resurrección” con Maurice Abravanel y la Utah Symphony. Tales ediciones se conseguían solamente en Mercado de Discos de San Juan de Letrán, a unos pasos de la Torre Latinoamericana, y en Pro Música, pequeño local ubicado en la parte baja de algún edificio de la avenida Insurgentes. No había más.


Eduardo Mata, auscultador y visionario, sabía bien lo que hacía. Para sorpresa de todos, aquellos “pocos” mahlerianos colmaron el Palacio de Bellas Artes con la resultante puja por conseguir boletos de acceso a cada una de las jornadas. Casi todo lo programado era estreno en el país, a excepción de la Primera sinfonía que en fechas previas había dirigido el catalán Antoni Ros Marbá en el mismo recinto. De modo que esperábamos expectantes el agasajo musical que significaba la Segunda sinfonía bajo la dirección de Julius Rudel, a la sazón director artístico de la Ópera de Nueva York.

Rudel renunció a mitad de semana. Su argumentación no viene al caso, de modo que la responsabilidad de sustituirle (“imposible cancelar”, coincidieron músicos y funcionarios) se asignó a un joven violinista originario de Xalapa y recién egresado del Conservatorio de Leningrado, a quien Mata había designado como su asistente al frente de la Sinfónica Nacional. Fue así que Antonio Tornero se echó a cuestas la pesada responsabilidad de hacer escuchar por vez primera en Bellas Artes la Sinfonía número 2, denominada “Resurrección”, de Gustav Mahler.

Pero todo parecía funcionar en contra. Solistas, coros, instrumentistas, técnicos (el manejo del circuito cerrado de televisión era elemental para las bandas internas) y director emergente sólo tenían medio ensayo de jueves y la mañana de viernes para preparar tan compleja partitura, colmada de tropiezos de orden técnicos, tempi contrastantes y duración que ronda los 90 minutos. Para colmo, debían iniciar con el Primer concierto para violín de Mozart, con Masuko Ushioda como solista. La audición sería viernes por la noche, para repetir domingo a medio día. Así de apresurado el compromiso, que se revelaba como tarea imposible.

Llegado el viernes por la noche, nadie anunció el cambio de director ni al maestro sustituto. La figura de Antonio Tornero simplemente apareció por la puerta izquierda del foro y se plantó sobre el podio para iniciar un desafío que, de resultar en desastre, arruinaría desde ese momento su naciente carrera. Los resultados sonoros allí están; el registro en cinta magnética sobrevivió como testimonio de una memorable sesión que se integró de inmediato a los anales artísticos nacionales.

Al día de hoy, mucho de lo redactado en torno de aquel ciclo Mahler procede de quienes se apoyan en ecos que, al ir de voz en voz, muestran su desajuste con relación a los acontecimientos. Este redactor no solo estuvo presente; también tuvo oportunidad de comentar con el crítico de Excelsior, Luis Fernández de Castro, sobre el desempeño del músico xalapeño. El columnista de cultura, quien dio seguimiento puntual y detenido, trató de suavizar aquel acierto con el argumento de que “Eduardo Mata tenía a la Sinfónica Nacional, en aquel momento, en un punto óptimo. Cualquiera pudo obtener los resultados del director veracruzano”. Resulta obvio que el periodista de cultura no estuvo al tanto de las vicisitudes que marcaron aquella azarosa semana, ni de los apresurados ensayos, ni de los fundados temores con que todos se arrojaron a la aventura para respaldar aquel descabellado arrojo de Tornero.


Con todo, personalmente ubico la opinión de Fernández de Castro como muy significativa y del todo favorable. En ningún momento reprobó, como nadie lo haría en aquellos momentos, un desempeño en conjunto que hoy se establece como un milagro en todo el sentido de la expresión, y cuya grabación digitalizada que llega hasta nuestros azarosos tiempos se revela como la continuidad del portento de casi medio siglo atrás alcanzado a base de agallas y de desafiar todo sentido de la lógica.

El resultado de una locura que aún ahora es capaz de erizar la piel y hacernos regresar a los momentos en que tratábamos de recuperar el aliento, por obra y gracia del desfalleciente paroxismo al que nos arrastró el estreno de la obra de Gustav Mahler en el interior del máximo recinto cultural.

Antonio Tornero, hacia 1976.

RADIOMÁS revive aquel milagro.

Como parte de los eventos conmemorativos de su XXIII aniversario, RADIOMÁS y su coordinación han tenido a bien programar el audio de la jornada aludida: el estreno en México de la Sinfonía número 2, conocida como “Resurrección”, de Gustav Mahler, con Antonio Tornero al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional de México.

Participaron también la soprano Patricia Mena DiStefano, la mezzosoprano Emily Israel, el Coro Convivum Musicum que dirigía Érika Kubacsek y el Coro del Palacio de Bellas Artes dirigido por Luis Berber. Todos, entrañables protagonistas de la actividad musical en nuestro país.

El registro, localizado por el propio Tornero en los archivos del INBA y traído a la capital veracruzana, recibió tratamiento de reconstrucción técnica y digitalización gracias a la labor de Miguel Galicia con auxilio de Jerzy Mazuryk. La obra será difundida en 107.7 de frecuencia modulada y a través de www.radiomas.mx, el sábado 8 y domingo 9 de abril a las 16 horas. De tan elogiable iniciativa, es menester nuestro reconocimiento a Randy Ramírez, coordinador, así como a Jorge Demeneghi y Carlos Blanco, ambos al frente de la programación en la radio estatal.

Jorge Vázquez Pacheco.