El apego: la mayor fuente de sufrimiento
Martín Blanco | Opinión: Somos Familia
Amigos y amigas de Somos Familia. Somos Mónica Brunel y Martín Blanco queremos darles la bienvenida a esta nueva manera, al menos para nosotros, de estar en contacto con ustedes. Durante estos tiempos extraordinarios que nos están tocando vivir. El día de hoy retomamos un tema, del cual hemos hablado con anterioridad en el programa.
El APEGO es una vinculación afectiva intensa, duradera, de carácter singular, que se desarrolla y consolida entre dos individuos. Al ser humano le cuesta mucho decir adiós, es decir dejar algo o alguien. De esto me di cuenta, Martín Blanco, porque hace algunos días tuve que despedirme de mi mascota. Fue un proceso de duelo para mí, debido a que lo consideraba como parte de mi familia.
Después de 11 años de compartir la vida con Kyro, le fue diagnosticado cáncer. Esta enfermedad lo estaba consumiendo y no quise verlo sufrir. Puesto que, era un perro muy inquieto y lleno de energía, no podía verlo decaído y sin poder moverse. Muchos de ustedes lo pudieron conocer, porque me estuvo acompañando en mi trabajo desde casa. Por eso, decidí dejarlo ir. Algo que no fue nada fácil y es por ello que busqué la ayuda de Mónica, quién me comentó lo siguiente.
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¿Qué es el apego?
El apego es la octava ley de las leyes de la vida y actúa cuando tratamos de unirnos a algo para generar la sensación de seguridad, pero muchas veces genera lo contrario. Generamos tanta necesidad de aquello a lo que nos apegamos que podríamos decir que estamos «aferrados» a ello. El apego no es malo, ni incorrecto, ni mucho menos nocivo para nosotros, lo que nos genera dolor y sufrimiento es el apego emocional. Éste es cuando pensamos que no podemos vivir sin alguien o algo. De la misma manera, tiene similitud con la dependencia o codependencia, de lo que hablaremos en un siguiente artículo.
Nos han enseñado culturalmente en nuestra educación, que las relaciones deben ser perpetuas, y eso nos hace pensar que la pérdida es peligrosa y que nos amenaza constantemente. Por lo que, en nuestro cerebro se dispara la producción de neurotransmisores que son específicamente fabricados para que estemos en un estado de temor a la pérdida, lo cual nos lleva al estrés y a la ansiedad.
Todos los seres humanos tenemos duelos de pérdidas que no hemos podido cerrar por la falta de aceptación a la pérdida y el miedo al desapego. Nos cuesta soltar porque aquello en lo que depositamos nuestra sensación de seguridad desde el apego, no es infinito, y algo que necesitamos trabajar desde la comprensión de nuestro camino evolutivo es la finitud de las cosas, de la vida y de nosotros mismos.
La mejor manera de aprender a soltar y a desapegarnos de lo que amamos o que genera seguridad y falsa felicidad es entender que todo es finito, nada en la tierra es infinito. Permitir, respetar, ser tolerantes ante la frustración que nos genera la pérdida. Autoeducarnos es la clave para poder llegar a permitir la trascendencia de ese ser que se fue, o de ese objeto, o de esa mascota que tanto amamos y que ya no está con nosotros. Todos tenemos un camino de vida y un proceso evolutivo, llegar a respetar el de cada ser es un trabajo interno que todos debemos hacer tarde o temprano.
Nos leemos muy pronto, saludos a todos y recuerden #SomosFamilia.
A continuación, les dejamos lecturas y meditaciones que pueden ayudar con este trabajo tan importante y fortalecedor.